Con cuanta expectación y miedo he estado esperando esta película, la adaptación más esperada de mi musical favorito. Esto es peligroso porque la decepción puede ser irremediable.
El musical de Los Miserables es una adaptación de la novela del mismo nombre, escrita por Victor Hugo a mediados del siglo XIX. Cuenta la historia de Jean Valjean, un preso liberado tras 19 años en prisión, que rompe la condicional para poder comenzar una nueva vida. Pero siempre tendrá pisándole los talones al inspector Javert, defensor a rajatabla de la ley, que no cree en la reconversión del hombre y lo perseguirá a lo largo de los años, 17 años concretamente.
Valjean adoptará a la pequeña huerfana Cossette, con la que huirá a París, ciudad en la que años más tarde se producirá La Revolución de 1832, de la que también seremos testigos.
La historia recoge temas como la compasión, el amor, la pobreza y miseria, la rebeldía y la lucha en pos de unos ideales.
Se trata de un retrato crítico de una época, y en él aparecen todo tipo de miserables, arrastrados a su vida marginal por circunstancias ajenas a ellos, y cada uno afrontará la vida que le ha tocado vivir a su manera.
El musical en escena es impresionante por varios motivos aparte de la historia, bastante compleja para una representación teatral. La música es una delicia, con canciones preciosas y una partitura que pone la piel de gallina por momentos. La puesta en escena consigue que casi olvides que se trata de un teatro gracias a los escenarios y los juegos de luces y sonido. Y si a ello sumas una voces potentes, la emoción está asegurada.
La adaptación la dirige Tom Hooper, artífice de la premiada «El Discurso del Rey«, amante de los primeros planos desplazados a un lado del cuadro. Y lo que destaca precisamente de la película son los primeros planos para acentuar quizás la miseria de los personajes y que los actores consigan sus nominaciones a los Oscar.
He prometido no ser demasiado mala con esta crítica, así que me voy a contener y reconoceré que una de las ventajas del cine es que podemos acercarnos a los personajes gracias al primer plano. Gracias al primer plano podemos sentir el agobio del personaje, su angustia. Es un plano muy íntimo y es todo un reto para el actor mantenerlo por sí solo.
Pero un abuso del primer plano hace que te olvides de la magnificencia de lo que ocurre alrededor del personaje; no te deja respirar hondo. Y vale que los personajes lo pasan muy mal, pero no es necesario el exceso (la mucho cansa, ya se sabe). Por otro lado, tantos dólares para decorados, incluso para vestuario que se van a ver poquísimo.
Pero bueno, es la marca de la casa del director y es lo que tiene elegir que dirija la película un director con rasgos tan específicos.
Para esta adaptación se ha utilizado por primera vez la voz en directo de los actores en lugar de hacerles grabar las canciones meses antes del rodaje en un estudio. De esta manera, se recoge la emoción de la actuación, casi como en el teatro. Me parece algo muy innovador y arriesgado, que le da un toque de realismo a pesar de que sea un musical. Pero esto es un arma de doble filo porque no todos dan la talla en directo, y no hubiera visto mal que aquellos que lo tuvieran más difícil se doblaran más tarde en postproducción. Por ejemplo, Russell Crowe. Cada vez que cantaba me sacaba de la película, con una voz sin emoción, sin melodía. Javert ha de tener una voz potente, que resuene bien alto, casi como un trueno. Crowe fue una mala elección de casting, con todos mis respetos hacia el actor, no le debían haber ofrecido el papel ni él tenía que haberlo aceptado.
Por otro lado, algunas canciones, por querer darle ese realismo depresivo, teniendo a los actores con los ojos rojos y llorando casi toda la película, no suenan como tienen que sonar, con su melodía si no casi habladas. Estoy a favor de la innovación, pero quiero ver un musical y quiero que la música y las canciones suenen bien. Si quiero realismo extremo, no iré a ver un musical, veré alguna adaptación de las miles que hay, sean buenas o malas.
Me dio la impresión en el cine de que la música sonaba descafeinada, sin potencia. «At the end of the day», «Do you hear the people sing?», «One day more», que piden a gritos mucha gente en el coro, parecía que no despegaran, que hubiera que subir el volumen o algo así (fui al Kinepolis y no creo que tuvieran problemas de sonido).
Pero no todo ha de ser negativo. Anne Hathaway está estupenda como Fantine, consigue aunar su actuación realista y trágica con su voz, sin que se pierda demasiado el tono de la canción que interpreta, si no al contrario, va cogiendo fuerza y se apodera de la canción de forma muy bella. Los niños son una delicia, y me sorprendió Eddie Redmayne, que interpreta a Marius, cuyo «Empty chairs and empty tables» es sobrecogedor, al tiempo que podemos contarle las pecas gracias a los primeros planos que le dedica el director.
Hugh Jackman me gustó más como actuaba que como cantaba y eso que soy fan de sus numeritos de los Oscars, pero su interpretación le robaba la voz. Sacha Baron Cohen y Helena Bonhan Carter como los Thenardier no me convencieron demasiado, en el teatro me reí más con estos personajes y aun no entiendo que pintaba Santa Claus en el número de «Master of the House».
Me ha gustado que añadieran detalles del libro que el musical originariamente eludió, y me parece correcto el cambio del final de sustituir a Eponine por el Obispo de Digne, ya que es más lógico aunque el duo Fantine/Eponine pusiera los pelos de punta.
Y termino quejándome de los subtítulos de las canciones. No han traducido las canciones, simplemente han copiado y pegado las letras del musical en castellano. No voy a entrar en si la adaptación en castellano es buena o mala, pero que no lo utilicen para la película porque no dicen lo mismo. Se pierde la belleza de las letras en inglés con esa traducción, las bellas comparaciones, analogías que se utilizan, y desde luego, se simplifica por tanto la «traducción». Porque no es traducción lo que han hecho. Espero que se queje de esto mucha gente y que no lo dejen así cuando editen el DVD.
Espero no haber resultado demasiado negativa. Me alegra que a la gente le esté gustando y descubriendo el musical gracias a la película. Me parece una adaptación muy innovadora y por ello ya la respeto. Pero en mí caso, me quedo con su versión teatral (y en Londres, claro).
Y recomiendo a todo el mundo el concierto del 10º aniversario, que es mi referente de voces, por algo se le llamó a ese concierto con el sobrenombre de «Dream Cast».