Tevye es un humilde lechero judío que vive en Anatevka, una pequeña aldea de la Rusia zarista de principios del siglo XX. Bendecido con cinco hijas, una esposa mandona y un caballo cojo, es testigo de cómo el mundo que le rodea va cambiando y derrumbándose; su situación y la de su pueblo es como la de un violinista en el tejado, tambaleándose tratando de guardar el equilibrio. Para empezar, su hija mayor se niega a aceptar al marido que él ha elegido para ella; al mismo tiempo, llega al pueblo Perchik, un joven idealista revolucionario que congenia con Tevye y trata de difundir la idea de que ha de producirse un cambio tanto en las tradiciones como en la política del país.
Pero a pesar de la pobreza y circunstancias, Tevye se toma cada bache con sentido del humor, dejando ver su gran bondad y amor que siente hacia los suyos, y desde su aparición, Topol, con su gran presencia, carisma y actuación, se gana de inmediato la simpatía del espectador.

Esta película posee una gran fuerza visual y emotiva, además de tratarse de un magnífico musical. Aunque puede que la canción más famosa sea aquella de «Si yo fuera rico», lo cierto es que todas las canciones son preciosas y un deleite para los oídos y los números musicales cuadran perfectamente con el tono de la historia. Y la historia, aunque sencilla, está narrada de forma tan cuidada, que llega a tocarte la fibra sensible en más de una ocasión. Y lo bueno, es que nunca falta el sentido del humor, tanto en las escenas como en los diálogos.

Todos los actores están muy bien en sus papeles aunque el protagonismo absoluto se lo lleva Tevye-Topol, que como he dicho antes, se mete al espectador en el bolsillo. A este actor no lo he visto en otra película pero si lo hiciera no creo que lo reconociera pues es de esos actores que relacionas solo con una película en los que actor y personaje se funden en uno. Creo que la mayoría de los actores que aparecen procedían del teatro así que no hay ningún famoso, aunque se puede ver a un jovencito Starsky de «Starsky y Hutch», interpretando a idealista Perchik.

El director, Norman Jewison, tenía cierta experiencia en rodar musicales, y no paró aquí; su siguiente película sería «Jesucristo Superstar», que ya he comentado dos entradas atrás. «El Violinista…» estuvo nominada para cinco Oscars, de los cuales se llevó tres, pero ninguno para Jewison ni Topol, aunque si ganaron sendos Globos de Oro; en cambio, John Williams sí se llevó la estatuilla a casa por adaptar la magnífica música para la gran pantalla. El musical de «El Violinista en el Tejado» está basado en la obra del escritor judío Sholom Aleichem (1859 -1916), «Tevye el lechero», quien describía con su peculiar sentido del humor de las risas a través del llanto la vida de los judíos en las comunidades tradicionales. Aunque ni Tevye ni la aldea de Anatevka existieron de verdad, están basados en personajes y lugares reales, así como los hechos que se narran hacia el final de la película.

El rodaje se llevó a cabo en Yugoslavia, por expreso deseo de su director, que no quería filmar en EE.UU., sino darle un cariz auténtico a la historia, evitando los decorados lo máximo posible. En la antigua Yugoslavia comunista encontró aun aldeas cuyo modo de vida parecía no haber evolucionado desde hacía siglos, que ni sabían qué era Hollywood ni habían visto en su vida una cámara de cine. El rodaje se alargó más de lo previsto, al igual que el presupuesto, debido al clima, que nunca se ajustaba al deseado. Pero el resultado valió la pena, convirtiéndose esta película en un clásico del cine.
FRASES:

TEVYE: Un violinista en el tejado. Suena de locos, ¿no? Pero aquí, en nuestra pequeña aldea de Anatevka, podría decirse que cada uno de nosotros es un violinista en el tejado intentando entonar una dulce y sencilla melodía sin romperse la crisma. No es fácil. Quizás os preguntéis por qué aguantamos ahí si es tan peligroso. Bien, aguantamos porque Anatevka es nuestro hogar. ¿Y cómo mantenemos el equilibrio? Eso puedo decíroslo en una sola palabra: ¡Tradición!

FYEDKA (presentándose a Chava): Soy un chico agradable, encantador, sincero, ambicioso, muy listo… y muy modesto.

PERCHIK: El dinero es la plaga del mundo.
TEVYE: Que el Señor me golpee con ella. Y que nunca me cure.

TEVYE (a Dios): Lo sé, lo sé. Somos el pueblo elegido. Pero, de vez en cuando, ¿no podrías elegir a algún otro?

TEVYE (a Chava): Como dice la Biblia «Cada uno debe buscar en los suyos». En otras palabras: un pájaro puede enamorarse de un pez pero ¿dónde construirían un hogar juntos?

TEVYE (a Golda): Calla, mujer, antes de que me enfade, porque cuando me enfado ni las moscas se atreven a volar.

Y ahora el trailer: