Margaret Hale ha vivido siempre en un pueblecito campestre del sur de Inglaterra, donde su padre era el párroco local. Cuando abandona el oficio por una cuestión de conciencia, arrastra a su familia – Margaret, su esposa, Maria y Dixon, la criada – a una ciudad del norte, Milton, donde está en pleno auge la Revolución Industrial. El contraste entre el idílico sur y el sucio y gris norte no pasa desapercibido entre los Hale, haciéndoles difícil adaptarse al lugar y a sus habitantes.

El padre empieza a trabajar como profesor a domicilio, y entre sus alumnos se encuentra el Sr. Thornton, el dueño de una de las fábricas más importantes de algodón, hacia el que desde un principio, Margaret siente antipatía por sus modales y su forma de actuar como patrón de la fábrica. A su vez, la joven entabla amistad con algunas familias de obreros, y conoce de primera mano su sufrimiento y malas condiciones de trabajo, razones por las que el sindicato está planeando convocar una huelga.

Como no, el Sr. Thornton no es lo que parece, y entre él y Margaret parece haber una relación no igual por la dos partes, que va evolucionando a lo largo de los cuatro capítulos, mientras el drama se mezcla en sus vidas.

Esta vez no me voy a enrollar mucho. No he leído la novela en la que está basada, así que no puedo opinar sobre si es una buena adaptación o no. El caso es que a mí me gustó mucho. Como ya dije con la serie de Jane Eyre, estéticamente podría ser perfectamente una película, ya que para nada tiene ese tufillo televisivo que emanaban antes las miniseries. En el caso que nos toca, hay imágenes preciosas, gracias a una buena elección de luz y escenografía, y así, por ejemplo, las escenas dentro de las fábrica de algodón son hasta poéticas. El vestuario no está mal; no es mi periodo favorito en cuanto a éste y además, como la familia Hale es de clase modesta, no llevan nada ostentoso ni que llame la atención. Y casi que mejor.
Pero lo mejor ha sido un nuevo descubrimiento, el Sr. Thornton interpretado por Richard Armitage, que es como el Sr. Darcy de la Era Industrial. Es más, la relación entre Margaret y él me recordaba mucho a la del Sr. Darcy y Lizzy en «Orgullo y Prejuicio», solo que en lugar de mantener discusiones de ingenio, aquí discuten sobre temas sociales y laborales.

Y sintiéndolo mucho, ya no escribo más, simplemente por falta de vocabulario. Parece que me repito en estas últimas entradas, pero es que he tenido la suerte de haber visto películas/miniseries que no me han defraudado. Espero que siga así la racha.

Y ahora el turno de las frases:
FRASES:

MARGARET: Creo que Dios ha abandonado este lugar. Creo que que he visto el infierno. Y es blanco. Blanco como la nieve.

MARGARET: La cesta era para un hombre que tiene 6 hijos muriéndose de hambre.
HOMBRE: Ah, bueno. Entonces sabe lo que hay que hacer. Volver al trabajo.
SR. BELL: Creo que ese pobre tipo que se muere de hambre trabaja en Marlborough Mills, ¿no es así, Margaret?
SR. THORNTON: Con esa cesta, hace más mal que bien a ese hombre, quien quiera que sea. Por lógica diría que apoyando a los huelguistas, prolonga la huelga. Eso no es amabilidad. Ellos serán vencidos, pero llevará más tiempo. Y su sufrimiento será prolongada.
MARGARET: Pero seguramente dar de comer a un niño hambriento… no es sólo cuestión de lógica.

HIGGINS: Sólo estaba diciendo que ser del sindicato es como estar en guerra. Y en la guerra se cometen crímenes. Pero sería un gran crimen no hacer nada.

Un video con música de la Cavalleria Rusticana. Contiene spoilers de la relación de Mr. Thornton y Margaret.